05 junio 2007

PABLO GARGALLO Y LAS VANGUARDIAS ESCULTÓRICAS EN ESPAÑA

CUBISMO, HUECO Y EXPRESIÓN

Pablo Gargallo: "El profeta" (1933). Madrid. ......................................................................... "Kikí de Montparnasse" (1928).

Cualquiera que recorra con tranquilidad las salas del Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid, acabará tropezándose con una escultura que llamará poderosamente su atención: una figura en bronce satinado, que nos mira desde sus 235 cm. de altura, levantando amenazador su brazo derecho, mientras que con el izquierdo sostiene un largo cayado. Pero, en realidad, ¿está mirándonos? ¿Puede ser una figura humana ésta que se nos presenta llena de huecos los cuales, contra lo que pudiera pensarse, incrementan su propia personalidad escuálida?

Esa grandísima escultura, en todos los sentidos, es "El Profeta", con seguridad la obra más conocida del escultor aragonés Pablo Gargallo (1.881-1.934). Este artista, que estudió Bellas Artes en Barcelona, inició su trayectoria acogiéndose al canon habitual en la escultura: el realismo, pero a comienzos de siglo se traslada a París y allí coincide con algunos de los más destacados representantes de las vanguardias artísticas de la época. Este contacto provoca en Gargallo un importante cambio estilístico. Ahora sus obras son un claro ejemplo de la modernidad escultórica, con rasgos cubistas, expresionistas e, incluso primitivistas. El hueco, la antimateria escultórica por excelencia, forma parte de sus obras y adquiere una dimensión insospechada. las máscaras, las siluetas, las obras recortadas en chapa metálica, se adueñan desde entonces de la producción del aragonés.
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Pablo Gargallo: "La tragedia" (!915). ......................................................................................... "Greta Garbo" (1920).

Cuando Gargallo regresa a España en 1914, para ocupar una cátedra en Barcelona, su estilo es ya plenamente maduro. Sin embargo, problemas políticos le alejaron de nuevo del país: la llegada al poder del dictador Primo de Rivera le hace regresar al París de su juventud, en donde residió hasta su muerte que, sin embargo, le sorprendió en Cataluña. Un año antes había dejado concluida esa colosal obra con la que hemos inciado este comentario. ese profeta que nos grita y nos sorprende a la vez, que no nos deja indiferentes.
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Gargallo dispone de un museo monográfico en la ciudad de Zaragoza. En esta web del Ayuntamiento de la ciudad encontraréis suficiente información y podréis realizar una curiosa visita virtual, entre otras cosas.

2 comentarios:

JLPA dijo...

UNa de las muchas ventajas de vivir en Madrid, es que siempre puedes ir al Mueseo Reina Sofía a dejarse asombrar por las esculturas de Pablo Gargallo. Ese espacio hueco, esas formas sugeridas, ese relleno de aire que queda rellenado por la imeginación del espectador,.... ¡Estupendo!

Juan Diego Caballero dijo...

Efectivamente, es una de las ventajas de la vida en Madrid, además de tener fundaciones y salas de exposiciones en las que acercarse al arte contemporáneo es mucho más fácil. Aquí, en el Sur, todo es más complicado, aunque haya AVE.

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